El mezcal mexiquense obtiene Denominación de Origen: identidad, política y territorio en disputa

Toluca, Estado de México. Con la presencia de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez y legisladores de la LXII Legislatura mexiquense, se oficializó la Denominación de Origen (DO) del mezcal artesanal producido en el sur del Estado de México, reconocimiento que abarca quince municipios con una larga tradición en la destilación del agave. El acto, encabezado por las autoridades estatales y federales —entre ellas Marcelo Ebrard Casaubón, secretario de Economía, y Santiago Nieto Castillo, director del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI)—, marca un paso histórico en la consolidación del mezcal mexiquense dentro del panorama nacional. Con esta distinción, localidades como Malinalco, Tenancingo, Sultepec, Zacualpan o Tejupilco se incorporan al mapa de regiones protegidas por la DO, junto con entidades como Oaxaca, Guerrero y Durango. Más allá de la ceremonia, la declaratoria tiene profundas implicaciones sociopolíticas y económicas. La Denominación de Origen no solo garantiza la calidad y autenticidad del producto, sino que redefine las relaciones de poder y pertenencia en torno al mezcal: quién puede producirlo, bajo qué normas, y quién se beneficia del prestigio comercial que conlleva el nombre. Para los pequeños productores del sur mexiquense, este reconocimiento representa una oportunidad de desarrollo, pero también un desafío. El acceso a la certificación y la estandarización de procesos pueden tensionar las formas tradicionales de producción que han mantenido viva la cultura mezcalera. En ese sentido, la propuesta de una Ley del Mezcal Mexiquense, actualmente en análisis en el Congreso local, busca establecer mecanismos para proteger la cadena productiva, fomentar la sustentabilidad del agave y garantizar que los beneficios lleguen a las comunidades. El acto también tiene un trasfondo político: refuerza la imagen de la administración estatal en materia de desarrollo regional y de reconocimiento a las economías campesinas, en un contexto nacional donde el mezcal se ha convertido en símbolo de identidad, territorio y soberanía cultural. En los municipios del sur, donde el agave ha acompañado la vida rural durante generaciones, el mezcal no solo es una bebida: es una memoria viva de trabajo colectivo, resistencia y orgullo local.

11/14/20251 min leer

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